Científicos del Wellcome Trust (organización benéfica con fondos privados creada en el Reino Unido a partir del legado de Sir Henry Wellcome para procurar recursos para la mejora de la salud humana y animal) han desarrollado una nueva terapia que podría ser la solución para personas que sufren desórdenes alimenticios sin tener que ingresar en el hospital.
Y es que los investigadores han desarrollado una nueva forma de psicoterapia, de veinte semanas de duración, que ha mostrado tener el potencial para el tratamiento de más de ocho de cada diez casos de trastornos de la alimentación en adultos.
Esta nueva terapia cognitiva conductual (CBT-E) se basa en la mejora del actual tratamiento de la bulimia nerviosa recomendado por el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica del Reino Unido (NICE) por ser el primer tratamiento en dar beneficios para la mayoría de los casos de trastornos de la alimentación. En el año 2004, este tratamiento anterior se convirtió en la primera psicoterapia reconocida por NICE como el tratamiento principal para una condición clínica como es la «bulimia nerviosa«.
Los trastornos de la alimentación, según el NICE, son una de las principales causas de discapacidad física y psicosocial en mujeres jóvenes, afectando, por los menos, a una de cada 20 mujeres de entre 18 y 30 años. Aunque sea menos común, este tipo de enfermedades, según el mismo instituto, también se detectan en hombres.
El NICE reconoce tres trastornos de la alimentación: anorexia nerviosa (1 de cada diez casos en adultos); bulimia nerviosa (un tercio de todos los casos) y los «trastornos atípicos de la alimentación» (más de la mitad de todos los casos), en los que la anorexia nerviosa y la bulimia se combinan de maneras diferentes.
Estos tres trastornos, en los que su recaída suele ser muy frecuente, varían en su gravedad, pero suelen incluir una dieta implacable y extrema, el vómito autoproducido o el uso indebido de laxante, una ingesta compulsiva impulsada por el ejercicio y, en algunos casos, la pérdida de peso marcada. Asimismo, aparecen características comunes asociadas a la depresión, el aislamiento social, el perfeccionismo y la baja autoestima.
Es ahora, cuando el profesor Christopher Fairburn, investigador principal del Wellcome Trust Research Fellow en la Universidad de Oxford y autor de estas terapias, ha demostrado que la versión mejorada de este tratamiento no sólo es más potente que el anterior sino que también puede ser utilizado para tratar tanto la bulimia nerviosa como los «trastornos atípicos de la alimentación». Por ello, esta investigación ha demostrado ser un tratamiento idóneo para más del 80% de los casos de trastornos de la alimentación.
Según el doctor Fairburn «los trastornos de la conducta alimentaria suponen graves problemas de salud mental y pueden ser muy angustiantes tanto para los pacientes como para sus familias». «Ahora, por primera vez tenemos un único tratamiento que puede ser eficaz en el tratamiento de la mayoría de los casos sin necesidad de que los pacientes ingresen en el hospital».
El estudio ha sido realizado en el condado de Oxfordshire, en donde se analizaron a 154 pacientes. En ellos se compararon dos versiones de la CBT-E: una versión simple que se centró exclusivamente en el trastorno del comer; y una segunda, más compleja, que abordaba simultáneamente problemas comunes como la baja autoestima y la extrema perfección. Ambos tratamientos se realizaron una vez por semana durante veinte sesiones semanales ambulatorias de 50 minutos cada una.
Fue en las conclusiones finales cuando los investigadores descubrieron que la mayoría de los pacientes respondieron bien y con rapidez a las dos versiones de la terapia, y que estas mejorías se mantuvieron durante el año siguiente, momento en el que la recaída es más que probable.
Aproximadamente, dos tercios de los que completaron el tratamiento mostraron una mejora sustancial. Los pacientes con bulimia nerviosa y con trastornos atípicos respondieron igualmente bien, aunque un análisis posterior mostró que los pacientes con características clínicas complejas respondieron mejor a los tratamientos complejos, y viceversa.
Pero este estudio no es el único en el que el profesor Fairnurn y sus colegas tienen puestas sus esperanzas, ya que todo el equipo están a punto de concluir un gran estudio sobre la eficacia de la CBT-E para el tratamiento de la anorexia nerviosa, cuyos resultados parecen muy prometedores.
Vía: europapress