La Unión Europea (UE), está estudiando la necesidad de incluir en las etiquetas de los productos alimenticios una indicación sobre su lugar de producción.
Esta indicación de producción «lugar de origen» lo vienen reclamando desde hace algún tiempo agricultores, fabricantes y consumidores a escala europea. También reclaman la necesidad de que estos alimentos de calidad tengan unas etiquetas que los diferencien entre ellos.
Bien es cierto que, estas etiquetas, ya son obligatorias para algunos alimentos sin transformar vendidos en la UE como, por ejemplo, la carne de vacuno y de ave, las hortalizas, los huevos, la miel, el vino y el aceite de oliva. Aunque entre su información no está indicado el lugar de transformación del producto sino su lugar de cría o cultivo.
La UE tiene una de las legislaciones agrícolas más estrictas del mundo. Pero muchos consumidores desconfían de la calidad de los productos procedentes de fuera, sobre todo desde los escándalos registrados en los últimos años en relación con productos alimenticios de importación como el ocurrido hace unos meses con el aceite de girasol ucraniano.
Los agricultores europeos están a favor de las etiquetas porque añaden atractivo a sus productos, tanto en la UE como en los mercados mundiales. Muchos de ellos piden que las etiquetas sean aún más detalladas e indiquen la región concreta de producción.
La Comisión Europea ya está avisando que tendrá en cuenta los intereses de los transformadores y minoristas, aunque prevén muchas dificultades para localizar el origen de los ingredientes incluidos en los alimentos transformados.
Esta Comisión también reclama cambios para aclarar la confusión causada por la proliferación en la UE de otros tipos de etiquetas para los productos alimenticios. Muchos países, productores y minoristas han adoptado regímenes que difieren de los utilizados por la UE.
Otro de los puntos que quiere abolir la Comisión en el mercado europeo es la etiqueta «UE». Una identificación que protege los nombres de los productos tradicionales. Desde que se creara en el año 1992, se han registrado tan solo 20 productos «UE», entre los que figuran una empanada tradicional de Finlandia, el queso mozzarella producido según la tradición italiana y algunas cervezas belgas.
Aprovechando que el río Pisuerga pasa por Valladolid, la UE también se propone revisar las etiquetas europeas referidas al origen geográfico de un producto.
Por ejemplo, el queso Camembert de la región francesa de Normandía, el jamón de Parma italiano, el aceite de oliva griego de Kalamata, el vacuno escocés del Reino Unido, la salchicha alemana «bratwurst» de Núremberg o los españoles «Turrón de Xixona» y vino de «Rioja«, entre otros.
Al final, los cambios afectarían a 3.000 productos con denominaciones de origen (DOP), indicaciones geográficas protegidas (IGP) y especialidades tradicionales garantizadas (ETG) que hay en todo el territorio europeo.
Por eso, el parlamento europeo, sugiere unificar las reglas sobre denominaciones de origen de alimentos y de vino y de las IGP en un solo distintivo.
Ahora, la denominación es la marca más estricta en lo que se refiere a criterios geográficos, ya que el alimento que cuenta con ella debe ser producido, comercializado y transformado en una zona; en la IGP al menos parte de estos procesos se deben dar en un área.
España cuenta con unos 150 alimentos protegidos con alguna de las tres menciones (DOP, IGP, ETG); aparte hay más de 60 denominaciones de origen de vino, sin contar con otras designaciones como «vinos de la Tierra».
Mientras resuelven este «sudoku» ya están buscando un logotipo europeo para los alimentos de producción ecológica, que a partir de 2010 será obligatorio para todos los productos que se vendan como tales en el territorio de la Unión Europea.
Vía: finanzas.com