Según un estudio que se publicó el pasado 15 de febrero en la prestigiosa revista médica «The Lancet«, el consumo de cantidades significativas de marisco durante el periodo de embarazo beneficia el desarrollo neurológico del feto.
El pescado y el marisco forman uno de los grupos alimenticios más importantes de la alimentación y, según los médicos, son necesarios por su aporte de ácidos grasos (omega 3), vitaminas, proteínas y yodo.
Sin embargo, en el pescado se acumulan muchos contaminantes que tiene el mar que pasan muy frecuentemente al cuerpo humano.
Este riesgo de contaminación, especialmente del metilmercurio, ha supuesto que aumenten las reticencias al consumo del pescado y marisco entre las mujeres embarazadas.
El marisco es una fuente importante de ácidos grasos omega-3, que son esenciales para el óptimo desarrollo neuronal del feto, pero en EE.UU. se recomienda a las embarazadas reducir su ingesta a 340 gramos por semana para evitar la exposición al metilmercurio (cada ración española se sitúa en 150 gramos), un químico que se encuentra en algunos peces y crustáceos procedentes de aguas contaminadas.
Joseph Hibbeln, del Instituto Nacional de la Salud de Bethesda, en EE.UU., y otros expertos de la Universidad de Bristol (Inglaterra) analizaron los datos del llamado Estudio Avon de Padres e Hijos para observar la incidencia en el desarrollo de los niños de una mayor o menor ingestión de marisco durante el embarazo y constataron que el consumo de menos de 340 gramos semanales estaba asociado con el potencial riesgo de un desarrollo verbal más lento.
También observaron que una ingesta inferior de productos del mar se relacionaba con un desarrollo social, comunicativo y motor por debajo de los estándares óptimos.
«No hallamos ninguna prueba que apoye las recomendaciones de EE.UU. de que las mujeres embarazadas deben limitar el consumo de marisco«, aseveran los expertos en la revista británica. «Por contra, constatamos que los niños cuyas madres consumieron cantidades menores de 340 gramos por semana tenían más probabilidades de presentar niveles de desarrollo neurológico subestándar que los hijos de madres que habían comido más marisco que el recomendado», añaden.
En un artículo de opinión publicado en el mismo número de la revista, Gary Myers y Philip Davidson, de la Universidad Médica de Rochester, en Nueva York, reconocen que «los estudios epidemiológicos han presentado un dilema para las autoridades reguladoras de todo el mundo».
El dilema (según Gary Myers y Philip Davidson, de la Universidad Médica de Rochester, en Nueva York) está servido:
¿Debería restringirse el consumo de pescado por el riesgo del metilmercurio? o por el contrario ¿ debería promoverse por sus nutrientes y su omega 3?.
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