Está demostrado, que el consumo excesivo de carne roja, influye en la aparición del cáncer de colon pero el papel que jugaba en el desarrollo de otros tipos de cáncer como el mamario, no estaba tan claro.
Según un estudio publicado por la revista Archives ol Internal Medicine, realizado por el doctor Eunyoung Cho y su equipo, de la Universidad de Harvard, a más de 90.000 participantes en el ‘Nurse’s Health Study II’, que empezó a principios de los años 90, y se realizo con enfermeras estadounidenses entre 26 y 46 años.
Estas enfermeras tuvieron que responder a unos cuestionarios en los años 1991,1995 y 1999, sobre sus hábitos alimenticios y la cantidad de carne roja que consumían, incluyendo ternera, cordero, cerdo, hamburguesas, beicon y cualquier tipo de carne preparada.
En el periodo del estudio (12 años) se registraron un total de 1.021 casos de cáncer de mama, entre las participantes.
Son varias las posibles causas, según los investigadores, entre ellos destacan la presencia de sustancias hormonales que se administran al ganado durante el proceso de cría (sustancias prohibidas en los países europeos pero no en EEUU), así como el elevado contenido de estos alimentos en hierro orgánico (diferente al hierro NO orgánico presente en otros productos, como las lentejas, por ejemplo).
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Y aunque la investigación no se fijo en como cocinaron estas carnes las enfermeras, los investigadores no descartan que, en el proceso de elaboración de las carnes rojas a altas temperaturas se originan productos carcinogénicos, como las aminas heterocíclicas.
Sus conclusiones, que pueden leerse esta semana en las páginas de la revista ‘Archives of Internal Medicine’, demuestran que las mujeres que tomaban más de una ración o ración y media de carne roja al día tenían hasta dos veces mayor riesgo de desarrollar un tumor de mama ‘hormonal’ que quienes limitaban su ingesta de carne a tres o menos raciones a la semana.
Los investigadores insisten en la importancia que tienen sus descubrimientos a nivel de salud pública, «sobre todo teniendo en cuenta que otros de los factores del riesgo de cáncer de mama no son tan fácilmente modificables».
Via: EL MUNDO.es