Desorden horario en las comidas, «caprichos» y deshidratación constituyen los grandes riesgos de la alimentación de los niños en verano, ha advertido el Foro Interalimentario.
Hoy muchos niños en edad escolar comienzan sus vacaciones y sus rutinas diarias cambian, sus horarios se alteran y su alimentación puede «desordenarse».
Los niños, al contrario que los adultos, necesitan cantidades superiores de nutrientes pero en un contenido calórico inferior. Su dieta debe ser más cuidada, pues los desequilibrios surgen con mayor facilidad y las repercusiones que, en ocasiones, pueden ser irreversibles.
Por ello, el Foro Interalimentario y sus expertos en nutrición nos recuerdan la importancia que tiene mantener unos hábitos alimentarios saludables en todos los periodos, y fomentar pautas alimentarias que favorezcan la promoción de la salud y el correcto desarrollo de los niños, lo que tiene beneficios a corto y largo plazo.
Ahora que ha terminado el curso escolar somos los padres quienes tenemos que dar más protagonismo a la alimentación y educación nutricional de nuestros hijos, ya que el periodo vacacional es una gran oportunidad para dedicar más tiempo a mejorar sus costumbres, enseñándoles a disfrutar de nuevos alimentos y animándoles a realizar más actividad física.
Los expertos consideran que la dieta, también en verano, debe estar compuesta por tres comidas principales, complementada con dos ingestas adicionales más ligeras, a media mañana y a media tarde.
Igual que en el curso escolar, debemos vigilar que el niño realice un desayuno correcto, cambiando algo el horario, pero manteniendo la organización de las comidas.
El picoteo constante entre horas debe ser evitado. Como en el resto del año, el consumo de grasas, dulces, golosinas y “snacks” debe ser moderado. El «tentempié” para la playa, o para después de la cena, cuando pasa mucho tiempo antes de que el niño vaya a dormir, debe complementar los alimentos consumidos durante el día con alguna pieza de fruta, yogurt o vaso de leche, evitando “caer” en soluciones de complacencia con aporte energético innecesarios y escaso valor nutricional como chocolates o bollos industriales.
En vacaciones, como característica generalizada en la sociedad actual, es frecuente que los niños tomen pocos cereales. Para equilibrar este «déficit» una buena solución es que tomen pan en las comidas o en ocasiones pasta o arroz en las comidas, dado que los cereales deben ser la base de la alimentación.
Otro de los errores en la alimentación infantil es el consumo mínimo de verduras (los niños deben tomar 5 raciones/día entre frutas y verduras). Si no te has dado cuenta, el verano es una época muy apropiada para consumir frutas y verduras. Zumos, cremas frías, ensaladas, etc., hay mil maneras de saborear estos ingredientes, pero lo más importante es que vea al resto de la familia «disfrutar» estos alimentos en la mesa.
Uno de los alimentos que tampoco pueden faltar son los lácteos, que deben consumirse dos o tres veces al día, ya sea en forma de leche, yogures, queso fresco, etc. Teniendo en cuenta que para el grupo de las carnes/pescados/huevos se aconseja un consumo de 2-3 veces/día, es razonable un consumo de carne de 4-7 veces/semana (más cantidad y veces en los niños más grandes y activos y menor cantidad y frecuencia en los más pequeños o sedentarios).
Este grupo de alimentos ayuda a conseguir una buena situación en hierro en los niños, que presentan con cierta frecuencia situaciones carenciales (especialmente las niñas al llegar a la adolescencia), aportando también otros muchos nutrientes esenciales.
Desde el Foro Interalimentario se alerta también del gran riesgo de deshidratación en los niños durante el verano, aconsejando consumir abundante cantidad de líquidos, principalmente agua ya que es el mejor hidratante, incluyéndolos sistemáticamente en su dieta sin esperar a que tengan sensación de sed.
Para hidratar bien a los más pequeños se puede hacer, aparte de ofrecerles mucho agua, batidos de frutas frescas o mezcladas con yogurt. Otra opción es preparar zumos de frutas o de frutas con hortalizas, siempre frescas y buscando las combinaciones más atractivas para el gusto infantil.
El ofrece una serie de consejos para incluir en la dieta de los niños todos los alimentos necesarios para su desarrollo, incluso aquellos considerados menos “apetecibles”.
Una de las soluciones es combinar los alimentos menos deseados, como algunas verduras o pescados, con los más apetecibles: carne, pasta, arroz. O prepararlos de maneras nuevas, haciendo por la presentación y el sabor que el plato resulte atractivo como por ejemplo una quiché de espinacas, una pizza de verduras, etc.
Otra buena opción para hacer aceptable la fruta rechazada es preparar brochetas de frutas con muchos colores, o bañar la fruta con chocolate, etc., pero la creatividad en este terreno es deseable y necesaria para que el niño no deje a un lado las vitaminas y minerales que aportan a su organismo las frutas.
Vía: adn.es