Restaurante Convento de Mínimos en Segovia. Gastronomía y arte en un establecimiento singular.
Desde hace unos cuantos años buscamos restaurantes en los cuales la sorpresa y la innovación culinaria son parte fundamental para el disfrute gastronómico.
Además se está produciendo otro tipo de innovación, que no es otro que el del diseño y la transformación en restaurantes de espacios no concebidos en principio para este fin como pueden ser los industriales o monumentales que por diversos motivos han caído en desuso.
El restaurante Convento de Mínimos de Segovia, ha llevado un paso más allá la búsqueda de esta combinación de diseño y gastronomía.
Este peculiar establecimiento está situado detrás de la Plaza Mayor, en pleno Casco antiguo y ocupa la Capilla restaurada del Convento de Mínimos Franciscanos de Nuestra Señora de la Victoria fundada en 1593, sobre la que se construyo en 1844 el Teatro Miñón.
Estos dos usos tan dispares como pueden ser capilla y teatro, han dado lugar a una arquitectura en la que se utilizan a modo de pequeños comedores plateas y palcos, junto con la inconfundible planta de una iglesia.
La sorpresa llega cuando además se comprueba la decoración escogida, una mezcla de arte pop de estilo cinematográfico años 50, que llenan las paredes rosas con murales de tamaño espectacular.
Las esculturas y obras de arte que nos rodean también son de un estilo moderno bastante llamativo, de hecho además del restaurante, el Convento de Mínimos acoge en su interior la galería de arte contemporáneo Miñón, destinada a artistas emergentes.
Por supuesto la sensación de amplitud es abrumadora, pero no por ello el restaurante pierde su faceta acogedora, a pesar del tamaño de la planta baja dispuesta para dar servicio a más de 150 comensales. La ventaja de estas dimensiones es que posibilitan al restaurante ofrecer comidas a grupos o a empresas.
De todas formas, sí lo que se busca es un poco más de intimidad, siempre se puede optar por alguno de los siete amplios palcos, herencia del antiguo desempeño del local como teatro.
Pero aunque en este caso el protagonista sea la arquitectura y la estética, no por ello la cocina, que a fin de cuentas es lo que importa, pierde fuelle.
La carta del Convento de Mínimos es una mezcla de cocina tradicional castellana con platos innovadores. Un ejemplo pueden ser los entrantes, donde se puede optar por los clásicos Judiones de La Granja o por un delicioso milhojas de verduritas y salsa de boletus o las carnes donde coexisten el cochinillo tradicional o un apetecible Magret de pato con salsa de fresas confitada y ralladura de foie fresco.
Por supuesto la carta del Convento de Mínimos reserva un espacio para pescados, entre los que se encuentra un Lomo de merluza con champiñones y crujiente de jamón ibérico, y para arroces o ensaladas. Entre los postres destacar el flan de queso, quizás el más simple pero no por ello menos bueno.
El precio medio es de unos 36€, y dispone de menú infantil, del día, turístico o de raciones. Así mismo está preparado para concertar y acoger congresos, convenciones y banquetes.
Aunque, evidentemente este no es el sitio adecuado para el que busque un mesón típico castellano, para este tipo de público hay otros restaurantes muy cercanos al Convento de Mínimos, como puede ser el tradicional José María.