El día antes a la elaboración ponemos a macerar en un bol los filetes de pechuga, cortados en tiras, con la salsa de soja, la crema de vinagre balsámico de Modena y el jengibre, pelado y rallado.
Tapamos el bol con un trozo de film y guardamos en la nevera.
Al día siguiente ponemos a reducir en un cazo, a fuego lento, la nata y el queso cortado en trozos. Removemos hasta que se disuelva el queso y cuando adquiera una consistencia tipo «crema» o «puré», apartamos del fuego y reservamos.
En lo que se calienta el aceite de girasol, para freír la carne de pollo, preparamos la tempura.
Echamos en un bol tres cucharadas de harina de tempura y cuatro o cinco de agua muy fría. Removemos hasta que obtengamos una masa homogénea y pasamos por ella, una a una, las tiras de pollo.
Las vamos echando en la sartén y cuando las tengamos hechas por ambos lados las sacamos sobre un plato con papel absorbente.
Elaboramos las brochetas intercalando el tomate y la sandia.
Cuanto tengamos todas las tiras fritas preparamos los platos o vasos, como en nuestro caso.
Ponemos un poco de crema de queso en el fondo, tres o cuatro tiras de pollo por persona y una brocheta de tomate cherry y sandia.