El Níscalo o rovellón, consejos y recetas para disfrutar de una de las setas más comunes y consumidas en España.
El Níscalo (Lactarius deliciosus y Lactarius sanguifluus), es una de las setas comestibles más común en España. Aunque no es la mejor de las setas para cocinar, seguro que es la más buscada por pinares y bosques entre primavera y otoño.
Su color anaranjado característico hace que el Níscalo sea fácilmente reconocido por cualquier tipo de persona, aunque esta no sea una experta. Visualmente el níscalo tiene que estar fresco y de un color uniforme antes de cortarlo. Cuando le cortamos, debemos comprobar que su tronco e interior no tiene ningún parásito, tipo gusano, que suelen darse cuando el níscalo ha estado mucho tiempo a la intemperie.
Una vez en casa tan sólo debemos limpiarle antes de cocinarlo. Para ello usaremos un pincel y un trapo humedo. Nada de meterle bajo el agua, ya que se perdería parte de su sabor. Si vamos a cocinar el níscalo en el momento no pasa nada, si lo queremos guardar para otro día, lo haremos en la nevera. Si tardamos varios días, ten en cuenta que el níscalo se irá poniendo de color verde intenso con el paso del tiempo.
Personalmente, en temporada de níscalos, suelo salir con la familia a buscar níscalos por dos motivos. El primero para, al igual que hicieron nuestros padres con nosotros, enseñar a nuestros hijos a reconocer una seta que resulta deliciosa en cualquier plato, ya sea sola o acompañando otros ingredientes como patatas, arroces, carnes, pescados, etc., como puedes ver en los siguientes enlaces:
Recetas con níscalos:
Crema de níscalos con yema de huevo y cecina
Pechuga de pollo con níscalos, acerolas y castañas
Codornices estofadas con níscalos