Sacamos la centolla de la cazuela a una fuente. Y colamos el caldo de pescado. Rectificamos el punto de sal, si hiciera falta. Colamos el caldo de pescado en una cazuela limpia, separando después un litro y cuarto de caldo en otro cazo. Este será el que utilizaremos para preparar la paella de marisco. Mantendremos ambos recipientes con caldo sobre el fuego (al mínimo). El del primer cazo o cazuela será por si el arroz nos pide más líquido. Una vez terminada la elaboración, y con el caldo sobrante, podemos congelarlo, una vez esté completamente frío, debidamente etiquetado.