Llevamos al fuego, a temperatura máxima. Según se vayan abriendo los mejillones vamos retirando de la cazuela a un cuenco amplio hasta que esten todos abiertos. Debemos de rechazar aquellos ejemplares que no se hayan abierto durante la cocción ya que es probable que estuvieran muertos antes de meterlos en la cazuela y no es aconsejable su consumo.