El mejillón es de esos ingredientes que no faltan nunca en los expositores de las pescaderías. Cierto es que están mejor en unas temporadas que en otras. Más concretamente desde el mes de marzo hasta mediados del mes de mayo es la peor época para consumir mejillones frescos. Esto es debido a que durante estos meses los mejillones tienen su ciclo de reproducción.
Para elegir los mejores mejillones frescos debemos fijarnos muy bien que los mejillones estén enteros y no haya muchos con la concha rota. Si nos es posible debemos acercarnos y comprobar que «huelen a mar», esto puede parecer raro, pero la falta de olor a mar es sinónimo de que los mejillones no son frescos y podríamos llevarnos una sorpresa al cocinarlos.
Como os decimos el mejillón siempre debe estar vivo y lo más fresco posible en el momento de su compra. Una vez adquirimos los mejillones para prepararlos en nuestra cocina, antes de consumirlos, debemos lavarlos bien para eliminar posibles residuos. Una vez lavados, lo aconsejables es cortar las barbas con unas tijeras en vez de arrancarlos con los dedos. Esto último puede ser lo que hagamos todos, pero es desaconsejable ya que de esta forma podríamos estropear la carne del mejillón.
Dependiendo de la receta de mejillones que vayamos a preparar no es necesario quitar las adherencias duras y blancas que suelen tener la cáscara porque, en el momento de la cocción, ayudarán a potenciar el sabor a mar final y seguramente quitemos esa concha para presentar la carne en la otra que esté más limpia de residuos.
Si hemos limpiado los mejillones y no los vamos a consumir en ese día, lo mejor es envolverles en un paño limpio y húmedo en la nevera. Si los hemos comprado para hacerlos al día siguiente u al otro lo mejor es cocerles al vapor y congelarlos.
Una vez dicho estos cuantos consejos vamos a preparar una de las recetas de mejillones más típicas de nuestro recetario, y de la mayoría de establecimientos hosteleros, los Mejillones en Salsa.
Tiempo de preparación | 15 minutos |
Tiempo de cocción | 10 minutos |
Raciones | 4 personas |
- 2 kg mejillones
- 1 Cebolla
- 1 Ajo
- 40 ml Aceite de oliva
- 1 cucharada pimentón dulce
- 1 cucharada Harina
- 1 hoja laurel
- 1 guindilla cayena pequeña
- sal
Ingredientes
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- Limpiamos los mejillones con un estropajo (nuevo) bajo el grifo de agua fría. Quitamos también restos de barbas y otros moluscos que estén en su concha.
- Cuando terminemos de limpiar los mejillones, colocamos en una cazuela grande y vertemos un vaso de agua y la hoja del laurel.
- Llevamos al fuego, a temperatura máxima. Según se vayan abriendo los mejillones vamos retirando de la cazuela a un cuenco amplio hasta que esten todos abiertos. Debemos de rechazar aquellos ejemplares que no se hayan abierto durante la cocción ya que es probable que estuvieran muertos antes de meterlos en la cazuela y no es aconsejable su consumo.
- Colamos el agua de la cocción y reservamos en un cazo limpio.
- Ponemos de nuevo la cazuela al fuego, vertemos tres cucharadas de aceite de oliva y pochamos en ella la cebolla y los ajos picados muy finamente.
- Cuando tengamos la cebolla pochada, añadimos la guindilla cayena y la cucharada de pimentón y la harina. Removemos y rehogamos un par de minutos todo el conjunto.
- Vertemos un poco del caldo de la cocción de los mejillones. Mezclamos suavemente hasta que se integre todo bien y se disuelva la harina.
- Rectificamos el punto de sal si hiciera falta, ya que no hemos echado nada por el sabor a mar que tiene el mejillón.
- Incorporamos los mejillones, y dejamos hacer cinco minutos más a fuego medio.
- Retiramos, servimos y degustamos.