Cuando suceda esto removemos suavemente con una cuchara de madera o unas varillas de silicona. Buscamos un caramelo «rubio» no «castaño» y, mucho menos, oscuro. Por ello este proceso tendrá que ser rápido. Cuanto el caramelo tenga el color de la miel, retiramos la sartén del fuego, añadimos unas gotas de zumo de limón y vertemos en la flanera.