Se pueden comer enteras, en puré o como una sopa fría de verano, o como las comimos nosotros ayer, que están muy ricas. De las habas frescas podemos utilizar todo, tanto las vainas como las semillas. Las vainas pequeñas las podemos consumir enteras, igual que si fueran judías verdes, cocidas con un sofrito de ajo, mientras que las de mayor tamaño debemos desgranarlas antes de ponerlas a cocer. Son muy ricas en vitaminas como el ácido fólico, vitaminas B3 y C, tienen mucha fibra y aportan minerales como el potasio y magnesio.