Los rabanitos o «Raphanus sativus», son unas raíces que se consume como verdura, sobre todo en ensaladas, en los meses de primavera y verano, periodo en el que crece su presencia en los mercados.
El rabanito es originario del Oriente Próximo, pero ya en tiempos de los romanos su cultivo se extendió por toda Europa. Llegando a todo el mundo en nuestros días.
Por lo general, los rabanitos se consumen crudos, o en ensalada, acompañados de algún aderezo o como aperitivo, con aceite, sal y pimienta. Aunque también se pueden cocinar o utilizarlos para elaborar salsas para acompañar a carnes.
En el mercado podemos encontrarlo de varias formas y colores, ya que dependiendo la temporada puede presentar forma esférica, ovalada o cilíndrica. Su piel puede ser roja, rosada, morada o blanca-roja, mientras que su carne siempre es blanca.
El 95% del rabanito es agua y el resto de componentes son vitaminas (C y ácido fólico), potasio, yodo, unos pocos carbohidratos y menos grasas y proteínas, y por eso su aporte de calorías es muy bajo (20 por cada 100 gr.).
Además de dichos nutrientes, el rabanito, al igual que otras variedades de su “hermano mayor”, el rábano, contiene compuestos de azufre que le confieren ese sabor picante tan característico. Pero no sólo se nota en el sabor, ya que también se atribuye a dichos compuestos propiedades muy saludables para el ser humano al ser considerados como potentes antioxidantes naturales que ayudan a prevenir enfermedades.
El consumo del rabanito favorece la digestión y el trabajo del hígado, además de poseer propiedades mucolíticas que mejoran afecciones como la sinusitis y la bronquitis.
A la hora de comprar rabanitos en el mercado tenemos que tener en cuenta «la frescura» de esta verdura, que tenga una piel tersa y firme, suave, entera y sin magulladuras.
Una vez en casa, para que los rabanitos conserven sus cualidades durante el mayor tiempo posible, os aconsejamos eliminar las hojas verdes (ya que son las causantes de que se sequen antes de la cuenta), y guardarlos en bolsas de plástico perforadas en la nevera, así, de esta manera, garantizaremos su conservación durante al menos diez días.
La forma más frecuente de utilizar los rabanitos en la cocina es a la hora de preparar ensaladas, ya que de esta forma, junto con otros vegetales, proporcionan un toque de color y sabor muy característicos y refrescantes.