De todas las variedades de espárrago, los trigueros o silvestres, tienen un buen número de beneficios y propiedades para la salud y se encuentran ahora en su mejor momento.
Los espárragos trigueros no se cultivan, crecen con el sol de finales de invierno en estado salvaje y son muchos más finos y alargados, a diferencia de los blancos, con una textura firme, tierna y jugosa.
Nutricionalmente, el espárrago triguero, tiene un buen número de beneficios y propiedades para la salud, ya que su bajo aporte calórico (tan sólo 18 calorías por cada 100 gramos) no quita para que sea rico en sales minerales (potasio, fósforo, magnesio, etc.), varias vitaminas (C, beta-caroteno y ácido fólico), y un alto contenido en fibra.
Por esto y por que tiene también una sustancia denominada «ácido asparagínico» que estimula la diuresis, es decir, que es un alimento muy diurético, lo convierten en producto ideal para las dietas de adelgazamiento.
Una de las mejores maneras para degustarles, sin que pierdan todas sus propiedades nutritivas, es cocinándolos al vapor, agrupados en manojos para evitar que se rompan. Aunque, yo personalmente, como más me gustan es a la plancha con unas gotas de aceite de oliva virgen y una pizca de sal gorda. Lo malo que, de esta forma, la pérdida nutritiva es mayor que con la cocción al vapor.
Los espárragos trigueros tienen un característico sabor «amargo» que, aunque no es desagradable, mucha gente intenta disimular preparándolos en revueltos, tortillas, tostas o guisos varios.
Si te encuentras algún manojo de espárragos trigueros en las fruterías no dejes pasar la oportunidad de probar una de las verduras más saludables que hay en el mercado, ya sea a la plancha o en un revuelto con unos langostinos.
Como puedes ver, el espárrago triguero, tiene múltiples opciones en la cocina y todas buenas y sanas.