Esta bebida fermentada, es un excelente probiótico que facilita la digestión y refuerza las defensas.
Hace ya tiempo que los estantes de productos lácteos han pasado de ofrecer el clásico yogur, a multitud de derivados cada vez más exóticos, que prometen ser la panacea universal.
Son el fruto de investigaciones de las grandes multinacionales en su afán de completar el amplio espectro de necesidades, que reales o no, parecemos demandar los consumidores.
Pero en muchas ocasiones existen productos tradicionales como el kéfir, desconocidos para el gran público, que nos proporcionan todos esos beneficios y más.
El kéfir tiene miles de años de historia, proviene originalmente del Cáucaso y es más antiguo que el yogur.
Se denomina kéfir tanto a los gránulos con los que se fermenta la leche como al producto resultante, siendo su sabor más ácido que el del yogur.
Aunque el kéfir de leche sea el más común y protagonista del artículo, existen otros dos tipos: el de agua y el de té o kombucha, que se hacen con los mismos gránulos u otros similares y agua, mediante un proceso ligeramente distinto.
Propiedades del kéfir
El kéfir supuestamente regenera la flora intestinal, facilita la digestión y elimina problemas de estreñimiento, suelen tomarlo algunas personas con intolerancia a la lactosa, se usa como complemento alimenticio para regenerar la mucosa del estómago, etc…
La lista de propiedades atribuidas reales o supuestas es enorme y a veces hace derivar hacia el escepticismo, pero efectivamente algo de milagroso tiene cuando uno de cada cuatro habitantes centenarios del planeta, procede del Cáucaso.
Su elaboración doméstica se está poniendo de moda ya que no presenta una dificultad excesiva, siendo la obtención de los granos su único hándicap, aunque es posible hacerlo mediante algunas tiendas naturistas.
Aquí por ejemplo os mostramos un vídeo de faircompanies con instrucciones acerca de su elaboración domestica:
Y por supuesto, en algunos supermercados ya se puede encontrar de manera habitual en la zona de refrigerados, gracias a empresas como Yaranza, que ubicada en León, se dedica a la elaboración artesanal de productos lácteos naturales.
Para la elaboración del kéfir, Yaranza no utiliza ningún tipo de aditivo artificial y lo presenta en distintas variedades: natural de leche de vaca, natural de leche de cabra, así como con frutas (con limón, arándanos y fresas).
El hecho es que ya sea doméstico o comercial, el kéfir es una apuesta segura por la salud.