Chirimoya

Chirimoya, una deliciosa fruta

La chirimoya o chirimoyo (Annona cherimola), es un árbol caducifolio de la familia de las anonáceas, nativo del área subtropical de los Andes, que se cultiva por su apreciado fruto, la chirimoya.

Chirimoya, una deliciosa fruta


La chirimoya es una fruta propia de Sudamérica que tiene la mayor zona de cultivo del mundo en el sur de España, concretamente en la costa este de Andalucía, donde madura bajo el amparo de la Denominación de Origen Chirimoya de la Costa Tropical de Granada-Málaga, donde en estos días de septiembre, ha comenzado la campaña, con la recogida por parte de los agricultores de los primeros frutos, y que se alargará hasta el mes de enero.

La chirimoya, debido a que su piel es muy sensible al tacto y se vuelve negruzca fácilmente, es un producto delicado que necesita una manipulación muy cuidadosa y un periodo de conservación limitado. Por eso cuando las vemos en las fruterías están tan protegidas. Sin embargo, aunque adquiera dicha coloración oscura y se «ablande» al tacto, se pueden consumir sin ningún problema.

Las chirimoyas oscilan entre los 200 y 300 gr. por unidad, su pulpa es carnosa, dulce, cremosa y de color blanquecino. Su piel, aunque muy sensible como hemos dicho, varía desde el verde oscuro al blanco amarillento-verdoso. La única pega que tienen son las «incómodas» semillas que se esconden en su interior.

A la hora de comprarlas es conveniente escogerlas grandes y verdes (las pequeñas tienen más pepitas),  con la piel tersa y la carne blanda, lo cual se consigue a los 5 o 6 días desde su recolección. Aunque una vez en nuestra cocina, tenemos que evitar guardarlas en la nevera ya que se interrumpe su maduración y no las tomaríamos en las mejores condiciones.

Cuanto te encuentres que las chirimoyas están todavía inmaduras debes mantenerlas a temperatura ambiente, preferiblemente en un frutero que sea de mimbre, cáñamo o una madera ligera para que terminen de madurar.

Chirimoya, una deliciosa fruta 1

La chirimoya destaca nutricionalmente por su alto contenido de hidratos de carbono (glucosa y fructosa), abundante cantidad de agua, fibra, potasio y vitamina C. Todas estas características hacen que las chirimoyas puedan ser incluidas en dietas donde el aporte energético deba ser alto, como en periodos de crecimiento y desarrollo: niñez y adolescencia; mujeres embarazadas o madres lactantes y las personas mayores; deportistas, etc.

Además, por su aporte de azúcares, riqueza en potasio y bajo aporte de sodio, resulta muy recomendable para aquellas personas que sufren de hipertensión arterial o de afecciones de vasos sanguíneos y corazón.

En caso de diabetes u obesidad, conviene escoger frutas de pequeño tamaño, por su contenido de hidratos de carbono y valor energético. Su contenido de potasio, deberán tenerlo en cuenta las personas que padecen de insuficiencia renal y que requieren de dietas especiales controladas en este mineral.

La mejor forma para disfrutar del sabor y propiedades nutritivas de las chirimoyas es como fruta fresca, cortando la pieza por la parte superior o por la mitad y comerla con la ayuda de una cucharilla. Aunque también se la puede usar para la elaborar recetas de cocina: mermeladas, cremas, ensaladas, zumos, helados, etc.

Nosotros hemos comenzado a comprar chirimoya de temporada, ya que que nos parece uno de los mejores productos del otoño para nuestra alimentación.

Y a ti, ¿te gustan las chirimoyas?

Más información y fotografías: crchirimoya.org

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