La albahaca púrpura o morada, también conocida como regular, es difícil de conseguir, lo se, pero si tienes oportunidad de hacerte con un ramillete, verás que tiene unos cambio muy significativos con su «hermana» la albahaca verde o normal.
A simple vista tiene un color muy llamativo, se distingue de la verde por su notable color morado y por sus grandes hojas arrugadas. El olfato, lo colapsa con su perfume anisado. El gusto, diferente, fresco, anisado…
En la cocina podemos usarla igual que la albahaca normal, en ensaladas, salsas para pescados y carne, sopas, aceites aromatizados, platos de pasta, etc. También se puede usar para elaborar postres. Uno de los cocineros que la usado para preparaciones dulces ha sido el gran maestro Juan Mari Arzak.
Como ya te he dicho no es fácil conseguirla en los mercados pero si la ves, tanto fresca como en semillas, no dudes en llevártela a casa.
¿Sabes que aparte de usarlas en la cocina, una aplicación popular muy extendida es colocar macetas o matas de albahaca en huertos y terrazas como insecticida? Esto es debido a que su intenso y dulce olor repele a los insectos.
Nosotros en verano (ya que el frío no lo aguanta muy bien), solemos colocar unas cuantas macetas de albahaca en las ventanas que dan al exterior para que no entren los dichosos mosquitos. Y la que tenemos puesta en la ventana de la cocina nos toca reponerla de vez en cuando, ya que «se le van cayendo las hojas»…