Invertir en la lucha contra el hambre es hoy en día la apuesta más segura y rentable, porque, al contrario de lo que ocurre con la crisis financiera, la alimentaria tiene una solución eficaz y conocida”. Olivier Longué, director de la ONG Acción Contra el Hambre.
Fue en el año 1979 cuando los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación(FAO), instituyeron el 16 de octubre como el Día mundial de la Alimentación, sus objetivos: Combatir el hambre para reducir la pobreza.
Después de llevar unas cuantas semanas escuchando por todos los medios de comunicación cantidades ingentes de miles de millones de euros y dólares que se van a destinar a «salvar» la economía mundial, me parece de vergüenza que, sólo 3.000 millones de euros, de esos BILLONES, bastarían para frenar la desnutrición aguda severa en el mundo.
Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Alimentación, Acción Contra el Hambre ha presentado esta mañana en «La Casa Encendida» de Madrid el informe «Hunger Watch, El Hambre Estacional» junto con el documental 854 sobre desnutrición aguda en Sahel, dos documentos que muestran las causas y soluciones de esta pandemia evitable.
Para ello, Acción Contra el Hambre propone una solución a dos velocidades: por un lado, frenar el número de víctimas por desnutrición aguda, que crece cada cuatro segundos; y por otro, invertir en una nueva revolución verde, en la innovación agrícola necesaria para asegurar el alimento de forma sostenible y a largo plazo a toda la población.
Este año, 923 millones padecen esta pandemia según la FAO. Una cifra que indigna más cuando descubrimos que su solución es sencilla y asequible. Según el nuevo informe de la ONG el coste total aproximado para tratar a los 19 millones de niños que padecen desnutrición aguda severa no superaría los 3.049 millones de euros, una cifra que incluye el tratamiento nutricional completo de cada enfermo y la producción local de alimento terapéutico necesario, el denominado «Ready To Use Therapeutic Food» (RUTF).
Lo sabemos con certeza porque la eficacia del tratamiento para acabar con la cara más severa de la desnutrición está ya demostrada. Lo sabemos también porque las zonas donde este hambre cíclica ocurre cada año están identificadas desde hace décadas”. Olivier Longué.
La guerra de los alimentos ha situado la erradicación del hambre en las agendas internacionales, una última oportunidad para acercarse al primer Objetivo de Desarrollo del Milenio. Pero meses después de la cumbre de la FAO en Roma o la del G-8 en Japón, las promesas siguen sin cumplirse.
El llamado Partenariado Mundial para la Agricultura y la Alimentación lanzado por Nicolás Sarkozy todavía no ha dado frutos mientras la promesa de José Luís Rodríguez Zapatero de destinar 500 millones de euros a la lucha contra el hambre sigue sin concretarse en medidas claras.
En un momento de crisis alimentaria global como el que estamos viviendo resulta paradójico pensar que una epidemia que mata a 5 millones de niños al año podría erradicarse invirtiendo a nivel mundial la mitad de lo que ha costado la T4 del aeropuerto de Barajas». Olivier Longué.
Hace un tiempo os pusimos un post en El Aderezo del libro Hungry planet ¿what the world eats?. Un libro que trata sobre como se alimentan 30 familias de 24 países alrededor del mundo.
Su contenido se basa en una investigación detallada del escritor D’Aluisio acompañada de unas magníficas fotografías realizadas por el fotógrafo Peter Menzel, que da que pensar bastante.