Nos hallamos ante un evidente plato de queso, realmente sustancioso, que produce inmenso y hasta impúdico placer. Una receta de queso y arroz, porque el cereal muestra también su identidad plena, sápida y táctil, representando el 50% de la obra gastronómica. Los hongos insinúan el carácter intelectual de montaña más que real.