Los revueltos de patatas han sido una de las recetas imprescindibles y más elaboradas, a lo largo de los años, en las casas más humildes. Recuerdo que niño me encantaba remover el huevo con las patatas, cuando mi madre se ponía enfrente de la cocina bilbaína a prepararnos esta elaboración, día sí y día también. Una veces con chorizo, otros con bacalao, otros con jamón (de matanza, que se curaba en casa), con setas, níscalos, ajetes, etc. El revuelto cambiaba de sabor dependiendo de lo que mi madre se encontrase en la nevera. Por aquellos entonces no existían topes para tomar huevos a la semana y el colesterol no se sabía muy bien que era. Sólo había una consigna: "lo que no mata, engorda". Hoy todo es diferente, y podríamos cambiar ese dicho por "lo que engorda, puede matarte".
En casa nos gustan mucho este tipo de tartas saladas. Ya sean con masa quebrada, masa de pizza o en hojaldre, como es el caso de esta Tarta salada de requesón y jamón ibérico. Y lo mejor de todo es que se preparan en un momento, se hornean en poco más de media hora (dependiendo de sus ingredientes), y ¡están buenísimas!
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