La receta de los "Nevaditos" o "Mantecados de Vino" en nuestra casa siempre se ha elaborado, hasta que se prohibieron en el domicilio, con manteca de cerdo extraída de la tradicional "Matanza del Cerdo". Esta manteca les aportaba este toque casero inconfundible que, lamentablemente, es difícil encontrar en los "Nevaditos" industriales. Quizás ese recuerdo no sea "real", pero por algún motivo, en estas fechas, preparo unos "Nevaditos" que me hacen recordar aquellos tiempos en los cuales nuestras abuelas servían unos "Mantecados de Vino" y orujo a al inicio de la matanza. Los mantecados era para todos los asistentes, y el orujo exclusivo para los "hombres", aunque mis primos y yo algún sorbito robábamos de la botella, sin que nos viera la abuela, que para eso, ese día era una fiesta.
Anís en grano
El anís (Pimpinella anisum) se cultiva principalmente en la región oriental del Mediterráneo y el sudeste de Asia. Las vainas son conocidas como semillas de anís y el sabor es parecido al regaliz, hinojo y el estragón.
El año pasado elaboramos unos polvorones de canela deliciosos, pero en este, después de ver los del blog de Su (Webos Fritos), me he decidido por probar con su receta. He realizado algunos cambios, respecto a la original, cambiado la almendra por anacardos y no echando canela ni anises para no "matar" el sabor del fruto seco. El resultado ha sido muy bueno, de la primera tanda, no han dejado ni uno. Lo “peor“, que me tocará repetir la receta el mes que viene.
El pestiño es un dulce navideño típico de Andalucía y otras zonas del sur peninsular, elaborado con masa de harina, frito en aceite de oliva y pasado por miel. También se elaboran con azúcar, como una alternativa a la miel. A la masa se le suele dar sabor con ajonjolí. Su tamaño y forma son variables y destacan los elaborados en Medina Sidonia, Cádiz, Chiclana de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda, Rota, y otras poblaciones de dicha provincia. En el resto de Andalucía se consumen todo el año.
Cuando preparo esta crema de castañas, su olor a anís inunda toda la casa. Y claro, ese aroma tan penetrante y dulce hace que el resto de la familia se impaciente y se acerque hasta la cocina deseosa de hincar la cuchara a la receta. Una crema de castañas que es ideal para tomarla sola, como la mostramos hoy, o bien, en otras elaboraciones como las que próximamente os mostraremos...
Las puchas era el dulce típico la noche del Día de Todos los Santos en Castilla la Vieja hace muchísimos años. Las natillas "de pobres", como las llamaba mi abuela, era un alimento, aunque consistente, de clase baja, ya que no tenían huevos ni leche entre sus ingredientes. Los fogones de antiguamente preparaban estas puchas (nombre que se da al barro de los charcos cuando llueve) con agua de anises, azúcar, harina y picatostes de pan duro porque del blando por aquella época no se conocía.
Con la plena llegada del otoño, una vez pasado el veranillo de San Miguel, en casa ya huele a guisos de legumbres y castañas asadas. La Crema de chocolate y castañas no deja indiferentes a nadie, ya que el dulzor que nos transmite el chocolate deja enseguida paso al característico sabor de las castañas y la esencia del anís.
Los Florones Castellanos son muy llamativos y de textura crujiente, que al comerles se suelen romper con facilidad y se han elaborado tradicionalmente en las cocinas de las abuelas o de nuestras madres. Estos dulces antiguamente eran "obligados" en toda clase de celebraciones, cumpleaños, bautizos, fiestas, y especialmente en Semana Santa.