Cocina libre, natural, sabrosa y placentera es la fórmula clave de la magia culinaria de Carme Ruscalleda, una chef autodidacta que ha logrado convertirse en la gran dama de la cocina mundial gracias a una técnica admirable y precisa y a su personalidad siempre exploradora y abierta a la imaginación.
Ahora cumple 30 años al frente de su restaurante Sant Pau, donde la identidad mediterránea de Ruscalleda se ha fundido con la sensibilidad japonesa a través de unos platos que narran y dibujan historias extraordinarias para llegar a todos los paladares. El restaurante Sant Pau ofrecerá su última cena el 27 de octubre, tres décadas después de su apertura.
El relato del libro se inicia desde la visión actual de su gastronomía para hacer un flashback y repasar los grandes momentos de su trayectoria gastronómica en distintos capítulos, en los que refleja su estilo y su universo personal, desde el Mediterráneo hasta Japón.
Cumplimos 30 años de compromiso profesional, durante los que le hemos ofrecido al público una cocina moderna, natural, libre, inspirada en la cultura culinaria catalana, en vivencias y en otras culturas del mundo, con especial cariño hacia la gastronomía japonesa”, es el balance identitario que hacen la cocinera y el jefe de sala. Treinta años es mucho, pero han pasado rápido, a paso firme y creativo.
El libro Felicidad de Carme Ruscalleda repasa la vida de esta pizpireta cocinera, llena de ilusión y pasión (contagiosa con solo verla en persona), desde su Sant Pol natal hasta Tokio, desde la charcutería en la que trabajó hasta el firmamento Michelin. Además de 14 recetas extraordinarias sacadas del universo de San Pau.
“El calor del verano fundido con el calor de unos fogones en efervescencia de creatividad. En 1988, al abrir las puertas del restaurante Sant Pau, Carme Ruscalleda y Toni Balam comenzaban en el mismo pueblo donde nacieron la historia de 30 años de gastronomía santpolenca. Sin saberlo entonces, iban a colocar esa tranquila villa costera a 51 kilómetros al norte de Barcelona en el mapa de honor de la gastronomía mundial.
En el Carrer Nou, en el centro del pueblo, se alza el restaurante de Carme y Toni, una coqueta casa de 1881, restaurada en mostaza y azul, que fue un hostal en cuya cocina de la planta baja se preparaban anchoas.
Ahora, el tres estrellas Sant Pau, foco de atracción internacional, es el epicentro de una vida gourmet que impregna la localidad, en la que las panaderías y las tiendas de alimentación hacen salivar al viandante y donde existe una escuela de hostelería y turismo.”