Si hay que definir a Elena Arzak en dos palabras esas serían humilde y trabajadora.
Fue hace unos años en Madrid Fusión cuando conocí a Elena Arzak, la hija del famoso cocinero vasco Juan Mari Arzak. Hoy en día la «niña» ya es toda una profesional que se codea con los más grandes sin que su timidez y humildad pongan freno a sus palabras.
Desde entonces coincido con ella en los eventos gastronómicos nacionales a los que son invitados como ponentes o asistentes como San Sebastián Gastronómica o el ya mencionado, Madrid Fusión.
Siempre que nos vemos nos saludamos con un par de besos y charlamos como si nos conociéramos de toda la vida. A lo primero debo reconocer que me sentía raro. Yo me preguntaba cómo alguien tan grande podía ser tan natural y sencilla como Elena Arzak, sí, ya sé que su padre es igual o más campechano que ella, pero es que viendo cómo se las gastan algunos grandes nombres de la cocina patria en estos tipos de eventos, me parecía raro que personas mas grandes que éstos fueran tan «normales».
Esto y su pasión por la cocina, aprendida a lo largo de los muchos años que ha pasado «echando una mano» primero, y trabajando después en el restaurante familiar (Arzak), le ha valido a Elena Arzak para ser elegida este año, por la revista Restaurant, como la Mejor Chef del Mundo Veuve Clicquot. Un premio que recibirá en persona el próximo 30 de abril en Londres, en una gala en la cual la misma revista dará a conocer a los 50 mejores restaurantes del mundo 2012. Una lista en la cual no dudamos que el restaurante Arzak figurará entre los diez primeros puestos.
Y tanto este puesto, como el reconocimiento internacional de Elena Arzak se consiguen con trabajo, tesón, estudios y preparación. Aunque sin amor, ni pasión por la cocina, no hay carrera, ni estudios culinarios, que alcen al más listo a lo más alto.
