Ferran Adría premio The Culinary Institute of America

Ferran Adria no aspira a más premios… ¿O sí?

Ferrá Adrià, cuyo restaurante elBulli ha sido elegido esta semana el mejor del mundo por tercera vez consecutiva por la revista “Restaurant”, asegura que ya no puede aspirar a tener más reconocimientos, aunque admite que su nombre vuelve a sonar fuerte para los premios Príncipe de Asturias, galardón que el año pasado se le escapó.

Ferran Adría premio The Culinary Institute of America

Adría considera que estar en el número uno de la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo (puesto que ha ocupado cuatro veces desde que la editorial de esta revista gastronómica inglesa la creara hace siete años y para la que colaboran actualmente 700 personas de todo el mundo votando a sus restaurantes favoritos), es como “recibir cuatro Óscar de cine en siete años a la mejor película.

Por eso afirma que para el próximo año es hora de que otro restaurante ocupe el número uno, quizás el que siempre se queda en segunda posición, el del inglés Heston Blumenthal “The Fat Duck”, del que dice “es un gran amigo”, aunque su cocina es totalmente diferente a la del cocinero catalán.

El recién investido doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona y “artista” colaborador de la Documenta de Kassell, dice que tras este largo periodo de premios y reconocimientos, le ha llegado el momento de reinventarse.

Para ello, el restaurante, que sólo abre de abril a octubre por las noches, cerrará también en los meses de verano, los lunes y los martes. Esto se traduce en más tiempo para la investigación, lo que permitirá a elBulli continuar estando en la cresta de la ola y así también consiguen “copiarse” a ellos mismos y que de una vez por todas se caigan todos lo mitos que tiene adquirido el restaurante elBulli, como el que su cocina es de ciencia y máquinas.

Sabes que en sus fogones, 50 cocineros trabajan guardando las marcadas pautas que requiere el mejor restaurante del mundo. Y que cada noche (ya que sólo dan cenas), atienden al mismo número de comensales, otros 50.

Una jornada en elBulli comieza a las doce de la mañana, y a partir de hay una cuadrilla al mando de Ferran Adrià comienza a trabajar hasta un momento antes del servicio, que comienza a las 19.30 horas.

 

Adrià reconoce que elBulli no es un restaurante, es un espacio gastronómico en el que se hace investigación. “Todo es un experimento” y hasta los comensales forman parte de este experimento, al que es casi imposible acceder. Cada año son más las peticiones para formar parte de este “experimento”, pero sólo 8.000 personas pueden sentarse a su mesa, para probar el menú de 32 platos que el cocinero ofrece cada temporada a esos elegidos.

Este año, la cocina de Ferran Adrià sorprende con platos elaborados con productos poco habituales, como la caza.

Tras un canapé, sirve un “jugo de liebre con gelé-cru de manzana al casís”, un ligero bocado de monte al que antecede una hoja de ostra (una hierba con mucho sabor marino), con el que el cocinero ofrece un nuevo “mar y montaña”.

En esta línea se encuentra también el judión con panceta Joselito, que aporta todo el potente sabor de unas judías tradicionales, pero con la ligereza de una nueva cocina refinada hasta el máximo que juega con nuevos productos y nuevas técnicas.

Estos sabores de siempre encuentran el contrapunto con sabores distintos como el del caramelo y gominola de sisho (una hoja japonesa) y con formas sorprendentes para productos de siempre como el aceite, que sirve en forma de muelle.

En este largo menú, sólo encontramos un atisbo de la cocina del año pasado, un “aire”, la evolución de la espuma, técnica por la que fue conocida su cocina como la de “las espumas”, otro de los falsos mitos que el cocinero catalán se quiere desprender.

Por cierto si no eres una gran “estrella” o un político muy conocido, no llames por teléfono al restaurante elBulli para hacer una reserva para este verano, está todo ocupado.

Vía: noticias yahoo

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